martes, 29 de abril de 2008

Día del animal

Porque no les importa cuanto tenés en el bolsillo, porque no ofenden, no dañan, no contaminan, no mienten, no insultan, no matan, no golpean, no envidian, no mezquinan, no traicionan, no niegan, no esconden, no roban, no obligan...
Y sí esperan, juegan, acuden, acompañan, curan, defienden, soportan, y entregan y entregan y entregan AMOR.


Callejero (Alberto Cortez)

Era callejero por derecho propio,
su filosofía de la libertad
fue ganar la suya sin atar a otros
y sobre los otros no pasar jamás.

Aunque fue de todos nunca tuvo un dueño
que condicionara su razón de ser,
libre como el viento era nuestro perro,
nuestro y de la calle que lo vio nacer.

Era un callejero con el sol a cuestas,
fiel a su destino y a su parecer,
sin tener horario para hacer la siesta
y rendirle cuentas al amanecer.

Era nuestro perro y era la ternura
que nos hace falta cada día más,
era una metáfora de la aventura
que en el diccionario no se puede hallar.

Era nuestro perro porque lo que amamos
lo consideramos nuestra propiedad
y era de los niños y del viejo Pablo
a quien rescataba de su soledad.

Era un callejero y era el personaje
de la puerta abierta en cualquier hogar,
era en nuestro barrio como del paisaje,
el sereno, el cura y todos los demás.

Era el callejero de las cosas bellas
y se fue con ellas cuando se marchó,
se bebió de golpe todas las estrellas,
se quedó dormido y ya no despertó.

Nos dejó el espacio como testamento,
lleno de nostalgia, lleno de emoción,
vaga su recuerdo por mis sentimientos
para derramarlos en esta canción.


Dedicado a mis hermosos animales: Tomy, Muvi, Antonio, Bagheera, Ptolomeo y Salma.
Y al recuerdo de Magna.





Fotos en los proximos días !!




martes, 15 de abril de 2008

Los dos Monjes Zen

Había una vez dos monjes Zen que caminaban por el bosque de regreso al monasterio.
Cuando llegaron al río, una mujer lloraba en cuclillas cerca de la orilla. Era joven y atractiva.
- Que te sucede? - le preguntó el más anciano.
- Mi madre se muere. Ella está sola en su casa, del otro lado del río y yo no puedo cruzar. Lo intenté - siguió la joven - pero la corriente me arrastra y no podré llegar nunca al otro lado sin ayuda... pensé que no la volvería a ver con vida. Pero ahora... ahora que aparecisteis vosotros, alguno de los dos podrá ayudarme a cruzar...
- Ojalá pudieramos - se lamentó el más joven -. Pero la única manera de ayudarte sería cargarte a través del río y nuestros votos de castidad nos impiden todo contacto con el sexo opuesto. Esto está prohibido... lo siento.
- Yo también lo siento - dijo la mujer y siguió llorando.
El monje más viejo se arrodilló, bajó la cabeza y dijo: - Sube.
La mujer no podía creerlo, pero con rapidez tomó su atadito con ropa y montó a horcajadas sobre el monje.
Con bastante dificultad el monje cruzó el río, seguido por el otro más joven.
Al llegar al otro lado, la mujer descendió y se acercó en actitud de besar las manos del anciano monje.
- Está bien, está bien - dijo el viejo retirando las manos -, sigue tu camino.
La mujer se inclinó en gratitud y humildad, tomó su ropas y corrió por el camino al pueblo.
Los monjes, sin decir palabra, retomaron su marcha al monasterio.
Faltaban aún diez horas de caminata.
Poco antes de llegar, el joven le dijo al anciano:
- Maestro, vos sabeis mejor que yo de nuestro voto de abstinencia. No obstante, cargaste sobre tus hombros a aquella mujer todo el ancho del río.
- Yo la llevé a través del río, es cierto... ¿Pero que pasa contigo que la cargas todavía sobre los hombros?

lunes, 7 de abril de 2008

Cacerola de Teflón!!! No tenés verguenza

Que bronca me dió ver la semana pasada a las partes más pudientes de la sociedad hacer un cacerolazo a favor del campo!!!
Más allá de que yo particularmente estoy en contra del paro, justamente ellos lo apoyan?
Los que protestan cuando la gente corta las calles porque se muere de hambre?
Que renuncie!!!! - decían.
No tienen memoria? No se acuerdan del CAOS?
Tenemos lo que nos merecemos.


LAS PENAS Y LAS VAQUITAS SE VAN POR LA MISMA SENDA,
LAS PENAS SON DE NOSOTROS LAS VAQUITAS SON AJENAS...

Cacerola de teflón

No te oí… En los días del silencio atronador.
No te oí junto a las madres del dolor,
No sonaste ni de lejos, por los chicos, por los viejos… olvidados.
No te oí… Puede ser que ya no estoy oyendo bien,
pero al borde de las rutas de Neuquén,
no te oí mientras mataban por la espalda a mi maestro.
Y entre nuestros cantos desaparecidos
yo jamás oí el sonido de tu tapa resistente,
que resiste comprender que hay tanta gente
que en sus pobres recipientes solo guarda una ilusión.

Cacerola de teflón, volvé al estante,
que la calle es de las ollas militantes…
Con valiente aroma de olla popular.
Cacerola de teflón, a los bazares,
o a sonar con los tambores militares…
Como tantas veces te escuché sonar.

No te oí… Cuando el ruido de las fábricas paró,
cuando abril su mar de lágrimas llenó.
No te oí con los parientes del diciembre adolescente… asfixiado
No te oí… Puede ser que mis orejas oigan mal,
pero nunca te he sentido en la rural,
reclamar por el jornal de los peones yerbateros,
por la rentabilidad de los obreros,
por el tiempo venidero,
por que venga para todos
No te oí ni te oiré porque no hay modo
De juntar tu avaro codo con mi abierto corazón.

Cacerola de teflón, volvé al estante…
De los muebles de las casas elegantes
Que las cocineras te van a extrañar.
Cacerola de teflón, a los bazares
O a sonar en los conciertos liberales
Como tantas veces te escuché sonar.

No te oí … En el puente de Kosteki y Santillán
No te oí por el ingenio en Tucumán.
No te oí en los desalojos,
ni en los barrios inundados … de este lado.
No te oi… En la esquina de Rosario que estalló
cuando el angel de la bici se cayó…
Y sus ángeles pequeños se quedaron sin comida.
Y jamás te oí en la vida repicar desde acá abajo
por un joven sin trabajo, a la deriva.
Debe ser que desde arriba, desde los pisos más altos
no se ve nunca el espanto y las heridas.

Cacerola de teflón, volvé al estante…
Yo me quedo en una marcha de estudiantes
donde vos nunca supiste resonar.
Cacerola de teflón, a los bazares
O a llenarte de los más ricos manjares
Que en la calle no se suelen encontrar.
Cacerola de teflón andá a c…ocinar

IGNACIO COPANI

viernes, 4 de abril de 2008

Ponerse en los zapatos del otro

En referencia a un post de Scar (leelo acá que está muy bueno) pude poner en palabras algo que hace mucho me está dando vueltas en la cabeza, un poco por la realidad que está viviendo nuestro país y otro poco a raiz de algunos textos que estoy leyendo en la carrera.

Me crispa los nervios que la gente opine que "los pobres están así porque quieren" desde su cama calentita... Esto tiene muchisimas aristas para tocar, pero yo sólo quiero hacer un comentario sobre algo que me viene jodiendo hace mucho:
El pobre que no quiere trabajar, el que no quiere estudiar, el que sale a robar, nunca vivió otra cosa.
Creció en una realidad dura, quizá teniendo que defenderse para que no lo pisen, marginado, discriminado, mirado de reojo.
Una realidad en la que por ahi no tuvo un ejemplo de perseverancia, de laburar por lo que uno desea. Me lo imagino albergando durante toda su vida un sentimiento oscuro hacia aquellas personas que, por causa del destino, nacieron con todas las posibilidades o por lo menos con muchas mas de las que el tiene.
Si la situación es desesperante para aquellos que, aun en la pobreza, salen a trabajar para no morirse de hambre... que queda para los que erraron el camino? Cual es la lección para ellos?

Ahora la pregunta que yo siempre me hago es: Yo, que me considero tan derecha en mis valores... los hubiera tenido y mantenido en esas paupérrimas condiciones?
Eso es lo que debemos reflexionar antes de juzgar.
Muchas cosas son relativas y dependen del entorno y de las posibilidades que tuvo cada uno.